Ladrillo a ladrillo, piedra a piedra,
que cada casa y cada nido
se haga añicos a mi grito
que el incesante avispero
cuide, y haga cuita.
de mi alma acribillada.
Hagase así mi coraza,
y en su firme capa,
caigan los reproches
como roció sobre la hierba.
Mundo a ti me cierro.
dentro de mi armadura,
lagrimas corren raudas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario